MORE

junio 19, 2006

Canción Favorita: Cymbaline
Instrumental Favorito: Main Theme

1) Cirrus Minor 2) The Nile Song 3) Crying Song 4) Up The Khyber 5)Green Is The Colour 6) Cymbaline 7) Party Sequence 8) Main Theme 9) Ibiza Bar 10) More Blues 11) Quicksilver 12) A Spanish Piece 13) Dramatic Theme

Buen disco. Aquí Floyd varía su paleta de sonidos incorporando elementos ajenos a los que cabe esperar de ellos. Seguramente el hecho de ser un soundtrack les daba más libertad artística que tratándose de un disco de estudio hecho y derecho.

Waters es quien toma las riendas compositivamente, más allá de las típicas colaboraciones grupales. Y para sorpresa de muchos, despunta su lado folk.
Cirrus Minor, Green Is The Colour y Cymbaline transitan por ese camino. El primero lo canta Roger y es un temita acústico agradable que finaliza con Wright recordando la última parte de la suite del disco anterior. Los otros dos son cantados por Gilmour. En Green Is The Colour, con un mero acompañamiento de piano y flauta, David canta con una dulzura macartnesca una melodía bucólica propia de una banda hippie. Cymbaline, con la mejor melodía del disco (que suena similar a cosas del Floyd del Dark Side), también tiene a Wright finalizando la canción con un solo de sintetizador.

Hay otras sopresas, se imaginan a Gilmour cantando Heavy Metal? Ese es el caso de The Nile Song e Ibiza Bar, dos temas muy parecidos (casi podrían ser parte I y II). Para muchos es un desastre vergonzoso, pero a mí el intento me parece creíble, demostrando la versatilidad de esta banda. Está claro que no era el camino a seguir, pero en todo caso, fue una opción lograda en su momento.

The Crying Song es otro tema de Waters cantado por Gilmour con una melodía cíclica similar a algunas canciones de su segundo disco, como si Roger estuviera imitando el estilo de su compañero Rick Wright.

Y después están los instrumentales. El mejor de estos es Main Theme , con un solo de sintetizador sobre una espectacular linea de bajo y tonalidades orientales. Dramatic Theme también tiene una base rítmica muy interesante, con una batería haciendo un patrón basado en los platillos y otro genial trabajo de Roger en el bajo, mientras Gilmour lleva la melodía con su solo. Estos son los más acabados pero hay otras cosas interesantes.

Como Up The Khyber, que es ni más ni menos el solo de batería de la suite de A Saucerful con acompañamiento de pianos jazzeros y órganos discordantes.

Quicksilver parece hecho a la medida de una banda de sonido , pero de una película de ciencia ficción. También parece haber tomado su inspiración de la suite mencionada, de las partes mas bizarras, y debo decir que no aburre a pesar de su extensión. Si hay una banda que puede darse el lujo de hacer este tipo de cosas, es ésta ,porque mantienen atrapado al oyente todo el tiempo con diversos efectos que envuelven y no te dejan adelantar al tema siguiente.

Que más? Hay un pequeño experimento étnico de menos de un minuto llamado Party Sequence, que no tiene tiempo de desarrollarse y un jugueteo blues llamado precisamente More Blues sobre una batería que se detiene y vuelve a empezar todo el tiempo.

Finalmente, el primer tema firmado por Gilmour, lo que generalmente pasa desapercibido. Spanish Piece es justamente eso, una improvisación de guitarra española con unos susurros de fondo que no distraen y agregan ambiente. Es una lástima que dure tan poco.

En fin un disco que le sirvió a la banda para seguir buscando un estilo propio. Por esa época todos buscaban a Floyd para bandas de sonido (incluso musicalizaron la llegada del hombre a la luna con el tema Moonhead, especialmente compuesto para la ocasión y sólo hallable en bootlegs.) A ellos les venía bien porque podían experimentar y seguir probando sin presiones comerciales. Es una lástima que hayan rechazado el soundtrack de 2001, porque escuchando algunas de estas piezas como Main Theme o Quicksilver, se puede vislumbrar que el fuerte del grupo era esa clase de películas. Pero de todos modos , es un disco entretenido y con muchos puntos interesantes que no volverían a abordar en el futuro. Un 7.

Nota: Antes de la edición de este disco, Floyd presentaba un espectáculo llamado The Massed Gadgets Of Auximenes. El mismo se componía de dos «óperas-rock» llamadas respectivamente The Man y The Journey. Muchas de las canciones de More aparecen en esas obras con distinto nombre así como otras de The Piper , A Saucerful, Ummagumma y algunas inéditas. El grupo interpretó ambas obras en conjunto en algunas presentaciones en vivo y emisiones de radio pero nunca se editaron oficialmente, optando por usar esos temas en los discos respectivos . De todos modos, esas grabaciones son relativamente fáciles de conseguir.

Gregorio Caldentey.


UMMAGUMMA

junio 18, 2006

UMMAGUMMA 

Canción Favorita (Vivo): Careful With That Axe, Eugene 

Canción Favorita (Estudio): Grandchester Meadows
Suite Favorita: Sysyphus

Disco 1: 1) Astronomy Domine 2) Careful With That Axe Eugene 3 ) Set The Controls For The Heart Of The Sun 4) A Saucerful Of Secrets.

Disco 2: 1) Sysyphus Part I 2) Sysyphus Part II 3) Sysyphus Part III 4) Sysyphus Part IV 5) Grandchester Meadows 6) Several Species Of Small Furry Animals Gathered Together In A Cave And Grooving With A Pict 7) The Narrow Way Part I 8) The Narrow Way Part II 9) The Narrow Way Part III 10) The Grand Vizier’s Garden Party Part I (Entrance) 11) The Grand Vizier’s Garden Party Part II (Entertainment) 12) The Grand Vizier’s Garden Party Part III (Exit)

Para su cuarto trabajo los Floyd decidieron realizar un álbum doble, con un disco en vivo y otro en estudio. Mientras que en el disco en directo incluían canciones ya reconocidas y probadas, lo que aseguraba una cierta cantidad de ventas, en el otro se jugaron el todo por el todo. Esta vez, la banda se inclinó por la música de vanguardia extrema. Si bien Pink Floyd siempre había sido una banda volada y que transitaba por zonas riesgosas, nunca antes (ni después) llegaron a tales extremos de experimentación. Por eso es que Ummagumma es un disco bastante singular , odiado por muchos fans y alabado por otros.

Dicho esto hay que subrayar que incluso el disco en vivo no es inmediatamente accesible para los que sólo conocen al Floyd posterior a Dark Side Of The Moon. El grupo en esta época era todavía era un combo psicodélico que privilegiaba las largas improvisaciones instrumentales y los efectos cacofónicos a las melodías y armonías vocales. Y debe haber sido toda una experiencia asistir a un recital de Pink Floyd a fines de los sesenta. Generalmente complementados con efectos visuales, lo que escuchamos en los surcos es apenas una sugerencia de los espectáculos que montaban. De todos modos este disco se sostiene muy bien individualmente y es una excelente muestra de este periodo de la banda, con Gilmour ya totalmente integrado. Es así que estas versiones superan en tres de los casos a sus equivalentes en estudio.

Astronomy Domine , del álbum debut, se ve enriquecida por el trabajo de guitarra de Dave (que mejora con sus efectos la guitarra volada de Syd Barret), un largo pasaje de teclados que lleva la canción a otro nivel y una base rítmica ajustadísima. En vivo suena mucho más potente, más rockera.

Set The Controls For The Heart Of The Sun no difiere mayormente de la que está en Saucerful hasta la parte intermedia , donde multitud de efectos de sonido acentúan el carácter cósmico y espacial del tema, y en todo momento se mantiene esa base hipnótica que ya de por sí debe haber sido toda una hazaña reproducir frente a un auditorio.

Careful With That Axe , Eugene tiene la versión definitiva en este disco. Incluso diría que es casi como un resumen de toda la placa. Este álbum en general juega con la tensión, partiendo de atmósferas repetitivas y plácidas, subiendo gradualmente la intensidad hasta explotar en cascadas de sonido retumbante y agresivo. Y eso es exactamente este tema, que se inicia con una línea de bajo acompañada tenuemente por los platillos, una frase arábiga de órgano que se mete tímidamente, y de a poco todo comienza a inflarse, a saturarse hasta que el grito escalofriante de Roger (no te lo recomiendo escuchar con las luces apagadas) da paso a unos batacazos de batería y a la distorsión extrema de guitarra que se prolonga en un solo de antología. El caos se mantiene por unos minutos hasta que pautadamente, sin prisa, la intensidad desciende nuevamente y el tema se va apagando para terminar exactamente como empezó, con un mínimo motivo de bajo. La locura, la paranoia y el terror llevados a su expresión musical.

Me queda decidir si es The Axe o la interpretación de la suite A Saucerful Of Secrets mi tema preferido de este disco en directo. Para mí esta última no supera a la que encontramos en el segundo trabajo del grupo, es una alternativa válida y ambas (estudio y en vivo) me gustan por igual. Aquella gana en precisión y estructura , y ésta suena más natural, más fluida. El paso de la primera parte al sólo de batería de Mason se desarrolla sin espacios, los sonidos bizarros son efectivamente logrados y funden la segunda parte con la tercera. Lo único por lo que no consiguen superar a la del disco homónimo es por cómo interpretan Celestial Voices. Aquí reemplazan al coro por la voz solista de David que encima desafina en algunas partes y el efecto majestuoso de esta última sección queda un poco deslucido. Sin embargo, es un digno broche de oro para este primera parte de Ummagumma.

Y pasamos al segundo disco. La consigna fue clara: en vez de trabajar colectivamente como venían haciendo, cada miembro del grupo tendría su spot solista. Con respecto a con qué rellenarlo, parece que la idea fue que no había reglas, excepto la de tratar de sorprender al oyente, presentándole experimentos vanguardistas lo más locos y volados posibles. A pesar de lo poco accesible que suena esto, la placa no es una sucesión de ruidos y sonidos sin sentido. Los cuatro miembros crearon sus temas en forma aparentemente anárquica, pero en todo momento mantienen la atención con efectos interesantes, uno que otro pasaje melódico, y en algunos casos un magistral manejo de la tensión.

El menos pretencioso de los cuatro fue Roger (lo que parece casi increíble). Fue el único que no estructuró sus contribuciones en forma de suite, no intentó dar la idea de que sus composiciones estaban relacionadas de alguna forma. Se limitó a aportar dos pistas.
La primera de ellas, Grandchester Meadows (una de las dos únicas canciones «reales» en este vinilo) es otra de sus incursiones en el folk, que en esta etapa del grupo eran muy frecuentes. Sobre un fondo de pajaritos (cuantas canciones de More y Ummagumma tienen fondo de pajaritos?) retrata este paraje campestre que él solía visitar en sus épocas de estudiante. Un mínimo acompañamiento acústico de guitarra y la voz de Waters, nada más, que hace una impersonación de Paul Simon bastante acertada. Roger realmente se mueve cómodo en este tipo de temas. Y este quizás sea el mejor de todos los que hizo ,con una melodía reposada y muy simonesca que transcurre perezosamente a lo largo de 7 minutos. Incluso hay un pequeño intermezzo instrumental de guitarra que parece totalmente improvisado pero es probable que Waters lo haya diseñado concienzudamente en su mente de arquitecto. Muy bueno. Al final se oye una mosca que zumba por los alrededores molestando hasta que alguien agarra un trozo de periódico y tras un par de intentos fallidos acaba con la molestia.

Eso da paso a su otro «tema» que, con el estrafalario título de Several Species Of Small Furry Animals Gathered Together On A Cave And Grooving With A Pict, es Roger abusando otra vez de las cintas de efectos de los estudios Emi. Lo que escuchamos es, precisamente a los animalitos haciendo un despiole bárbaro en la cueva. Los animalitos se ponen rítmicos, gritan y aúllan, y a veces también cantan. Sobre la mitad aparece este «pict» (que es un habitante antiguo de Escocia) y se pone a recitar un discurso en su lengua muerta. Los animalitos lo escuchan durante unos minutos, hasta que se dan cuenta que el tipo está como una cabra y se van para otro lado (quizás a la suite de Wright) y el tipo termina su diatriba en soledad. La pieza en general es muy divertida y cierra la participación de Roger.

La suite de Rick se llama Sysyphus, haciendo referencia a la leyenda griega del hombre que fue condenado por los dioses a arrastrar eternamente una piedra hasta cima de una montaña y tirarla por el precipicio, una y otra vez. No es que la música describa todo esto, claro, pero al fin y al cabo, esto es art-rock y algún fundamento mitólogico tiene que tener, no? La apertura es imponente, emulando a una orquesta con los timbales llevando la voz cantante. Seguidamente viene un movimiento de piano solo que es otro de los ejemplos de desarrollo de tensión de los que hablaba antes. Comienza como una composición clásica que no hubiera estado fuera de lugar en el repertorio de Tchiavkosky. Los acordes fluyen bellamente y muy paulatinamente la intensidad aumenta hasta desembocar en un ataque dodecafónico que implica un golpe tras otro al teclado. Pero se hace paso por paso, llevando al oyente milimétricamente desde la parte melódica al caos, sin que en ningún momento este pase suene apresurado. Realmente un trabajo genial, aplausos para Rick. La suite continúa y en la tercera parte Wright se mete dentro de la caja del piano para ponerse a joder con las cuerdas, ejecutando patrones rítmicos hasta que los animalitos de Roger se colan también dentro del piano y otro despelote infernal. Se necesita un poco de reposo y eso es lo que prosigue, un extenso pasaje de teclado con (otra vez!) pajaritos, muy calmo y relajante. Una nota fuerte interrumpe el éxtasis y sonidos de toda índole pueblan la cinta proporcionando el último momento de anarquía hasta que éstos se diluyen y se funden con el cierre de la orquesta, repitiendo el mismo motivo de la obertura y concluyendo quizás el más interesante de los experimentos individuales.

El aporte de David tiene por título The Narrow Way y está divido en tres partes. La primera comienza con un trabajo de guitarras acústicas que se dejan oír placenteramente mientras un juego de slides le brindan sustento melódico a la composición. El efecto de slide se acelera y se hace difuso para concluir ruidosamente la pieza. La segunda parte es un riff de guitarra distorsionada que también va mutando y deformándose para acabar (sorpresa!) de la misma forma. Y la parte final es la otra canción propiamente dicha del disco más experimental de los Floyd. Sobre acordes menores con acompañamiento de piano y guitarras, suena una lograda melodía muy característica del guitarrista, con tono dramático y voces agudas entonando una línea vocal que se desarrolla tranquilamente pero a la vez, va ganando en intensidad llevada por la instrumentación. Dave canta los versos solo pero a medida que se desenvuelve el tema el canto se hace grupal. Este es el primer aporte de Guilmour de una composición cantada al catálogo de la banda y es un excelente debut. Así culmina el spot solitario del guitarrista.

Y finalmente llegamos a la obra de Nick Mason. Previsiblemente es una suite de batería pero lo que logra el percusionista es bastante interesante. El título es The Grand Vizier’s Garden Party y tambien tiene 3 subdivisiones. Entrance es un solo de flauta tocado por la mujer de Nick que nos introduce bucólicamente a esta fiesta en el jardín. Entertaiment es la parte principal, Mason comienza experimentado con diversos tambores y luego se van sumando otros sonidos percusivos. Al parecer, Nick también se copaba con la biblioteca de sonidos propiedad de la discográfica. Y así tenemos ruidos de cajas registradoras que le contestan a los tambores, hi-hats grabados y acelerados que se interrumpen bruscamente, todo con un gran trabajo de edición. Otro baterista probablemente se hubiera limitado a presentar un extenso solo de batería. Pero Mason también era estudiante de arquitectura y eso se nota en este trabajo que evidentemente fue armado gradual y reflexivamente. Al final, sí , llega el solo de batería de rigor, pero simplemente sirve para redondear esta parte y darle un cierre contundente. Exit es la despedida de Ummagumma y es nuevamente la señora Mason con la flauta aunque en esta ocasión son dos, que se entrelazan y juegan para expresar un bello adiós a este disco controvertido.

El disco vendió bastante bien, llegó a estar entre los 5 mejores puestos en Inglaterra. Evidentemente los últimos años ’60 eran una época muy diferente a la nuestra, para que a un LP como éste le fuera tan bien en los charts, más allá del gancho del disco en vivo.

Puntuar a este trabajo se hace un poco difícil, porque gran parte de él no es música convencional y en ocasiones ni siquiera música. Pero a nivel de disfrute, el álbum por momentos suena divertido, otras veces, fascina, hipnotiza, y sobre todo, uno nunca pierde el interés mientras escucha. Y probablemente eso sea lo mas complicado de lograr en un disco de avant-garde. El Lp en vivo es soberbio, otorgando un tratamiento fascinante a cuatro de sus mejores piezas hasta el momento. En suma, un trabajo atractivo y válido que constituye un eslabón único en la carrera de Floyd. El hecho de que no sea un álbum tradicional en términos de composición y de que algunos experimentos al final suenen ya repetitivos con los juegos de tensión y los finales caóticos me impiden darle una nota demasiado alta, pero de todos modos recomiendo escucharlo y dejarse atrapar. Un 7.

Gregorio Caldentey.


ATOM HEART MOTHER

junio 3, 2006

atom-heart-mother.jpg                                                                                                                                                                           Suite Favorita: Atom Heart Mother
Canción Favorita: If 

1) Atom Heart Mother 2) If  3 ) Summer ’68  4) Fat Old Sun 5) Alan’s Psychedelic Breakfast.


Entre los numerosísimos discos de Rock que existen hay una categoría de ellos que tiene una suerte muy particular. Se trata de aquellos que por alguna razón, se los considera, en el catálogo general de una banda, discos mediocres. No malos ni execrables, simplemente discos tibios, mediones, simples excusas para salir de gira o para rellenar un hueco creativo mientras se prepara la siguiente obra maestra. 

Sin embargo, en algunos de estos casos, cuando uno finalmente decide darles la oportunidad, después de haber escuchado lo más granado de la discografía del grupo en cuestión, y se acerca a la placa con expectativas medias se lleva una sorpresa más que agradable. Y de repente descubre una joya escondida, o se da cuenta que a veces la crítica puede ser muy subjetiva, o conecta de una forma especial con el espíritu de la placa por razones personales, etc.

Generalmente son trabajos que no son pálidos en sí, sino que se ven eclipsados por un álbum inmediatamente anterior y/o posterior. Ejemplos sobran y cada banda importante parece tener al menos uno: Beatles For Sale, Between The Buttons y Satanic Majesties, The Soft Parade, A Quick One, Pendulum y miles más. En el caso de Floyd este nada envidiable puesto parece corresponderle a Atom Heart Mother.

Injustamente catalogado como un mero disco de transición, esta placa esconde un trabajo muy interesante en cada uno de sus cinco tracks y especialmente en la pista titular.

Después de haber pasado dos años post-Barret coqueteando con el rock espacial y la música de vanguardia y sobre todo trabajando en bandas de sonido (3 de ellas para esta época, la última de las cuales, la de Zabriskie Point, les había dado más de un dolor de cabeza) los cuatro Floyd parecen encaminarse finalmente en una dirección aquí. Retomando la idea de «suites» que habían esbozado en su segundo disco y en menor grado en Ummagumma, Waters y Cia. deciden subirse al tren del Rock Sinfónico a gran escala. Para ello unieron fuerzas con el compositor de música electrónica Ron Geesin (que también colaboró con Waters en otra banda de sonido, esta vez para un documental, llamado The Body). El producto de esta colaboración fue el tema Atom Heart Mother, una larga composición de más de 23 minutos que ocupaba la cara A del vinilo en su totalidad. 

Incluyendo a una orquesta y a un coro, este nuevo proyecto consistió en combinarlos con la propia banda y dar luz a una sinfonía rock. Y lo que lograron es más que interesante.  Se trata de uno de los mejores y más complejos trabajos que dio esta agrupación. Sin embargo, generalmente la crítica y aún los propios músicos tienden a denostarla. Quizás la falta de un concepto claro (difusamente relacionado con la maternidad), en comparación con sus obras posteriores, es una de las razones. Pero si nos atenemos simplemente a la música, el resultado es brillante. 

Dividido en seis partes, Atom Heart Mother respeta vagamente algunas reglas de las sinfonías clásicas (un movimiento enérgico seguido de otro más tranquilo, un motivo inicial que se repite a lo largo de las secciones). Las 3 primeras partes son sencillamente magníficas, comenzando con la majestuosidad del tema principal (Father’s Shout) tocado por la orquesta, el cual es seguido por un intermezzo de violín y órgano muy reposado y finalmente la entrada de la banda llevados por la guitarra líquida de Guilmour que se acopla a la perfección con el ensamble orquestal.

Breasty Milk, a continuación, es la entrada del coro en escena, con las voces dibujando una melodía etérea que crece en intensidad, sobre la base del órgano de Wright primero y todo el grupo después. Aún más logrado, en mi opinión, que el réquiem análogo de A Sauceful Of Secrets. 

Un climático ritmo de órgano y bajo introduce la mejor sección de la obra , Mother Fore, con los Floyd haciendo un ejercicio funky que sirve de acompañamiento a una interpretación descollante de Dave en la guitarra (donde Guilmour da finalmente muestras de su propio estilo, sin limitarse a imitar a Barret o a adecuarse al formato de los distintos experimentos que transitó el grupo con anterioridad ). El trabajo de teclados y bajo es sencillamente genial. La orquesta se va metiendo lentamente en este movimiento y el coro ingresa con un trabajo rítmico que suena por momentos acusador, como si se estuviera juzgando a alguien aunque en realidad es pura onomatopeya. Poco a poco sale de este patrón rítmico para volverse más melódico, llegando a un nivel operístico en el climax final, que desemboca en la repetición del leit-motiv de Father’s Shout. 

Y a posteriori, vienen las partes más controvertidas de la obra, las que reciben más palos. Funky Dung y Mind Your Throats son las concesiones a Geesin, y entonces se suceden una serie de ruidillos electrónicos y experimentaciones varias durante 4 minutos que parecen totalmente desencajadas con el resto de la pieza. Sin embargo, basta pensar en Ummagumma para recordar que Floyd en espíritu todavía no estaba muy lejos de estas cosas, y considerándolo en ese contexto su inclusión no está tan fuera de lugar. Mind Your Throats particularmente, es una reexposición de distintos motivos de la sinfonía entremezclados entre sí. 

Reemergence es la vuelta del tema central y la transición del movimiento caótico anterior a éste se hace de manera muy natural, aprovechando los motivos comunes. Los 3 minutos restantes son una revisión de Father’s Shout, levemente modificado con la inclusión de las voces para conducir al apoteósico final. Y no tengo mas que aplausos para este viaje musical. Una muestra de genio de principio a fin, un trabajo que merece su lugar de relevancia al lado de Echoes o Shine On You. Aunque no todos los fans de Floyd piensan así, claro. Y otra razón de que desmerezcan esta obra quizás sea por considerar que Geesin tuvo demasiada participación, no sólo en las secciones mencionadas sino porque escribió las partituras orquestales, pero lo hizo sobre ideas tiradas por la banda y además las intervenciones del propio grupo constituyen buena parte de los mejores momentos. Simplemente fue una combinación feliz de recursos y este opus se merece mucho mejor tratamiento del que tiene.

Pero no todo es Atom Heart Mother en Atom Heart Mother. Para cubrir el lado B los tres principales compositores de la banda aportaron un tema cada uno y otra composición grupal (sin Geesin). Por entonces Waters, Wright y Gilmour estaban interesados en cosas distintas y eso se refleja en estos tracks, que constituyen una adecuada muestra de las características de cada uno: el folkie, el músico pop influenciado por los Beach Boys y el tipo que le encanta componer canciones con melodías agudas para demostrar cuan dulce puede sonar su voz.

If, el tema de Roger continúa la veta acústica de los temas de More y Ummagumma , con una excelente melodía que sirve a una letra muy personal, donde el bajista comienza el proceso de revelarnos parte de sus demonios internos. Para acentuar este carácter intimista hay un pequeño intermedio instrumental donde la guitarra de Dave simplemente llora, atrapándote en su melancolía, con los teclados dibujando un paisaje muy emotivo. En el futuro Roger va a vestir sus creaciones introspectivas con ropajes más pomposos, pero en estas viñetas folk demuestra que es lo suficientemente genio como para recurrir a lo mínimo.  

El tema del tecladista toca un tema más banal, aunque lo hace de una forma bastante original. Summer ’68 es una oda a las relaciones de una noche y cuando otros músicos hubieran grabado un rock and roll sucio para describirla, Rick recurre a un perfecto tema pop. La melodía de las versos es suprema, con un piano soberbio. La referencia a los chicos del surf aparece en el estribillo (How you feel, how you feel…) y en el juego de voces que le sigue al mismo. No tengo idea si Wright realmente escuchaba al grupo de Brian Wilson, pero no es el primer tema donde aparecen estas semejanzas, en singles de Floyd como Paintbox o It Would Be So Nice (que hasta tiene un título muy similar a cierta canción de Pet Sounds) se aprecia también cierta influencia de los Beach Boys post-Smile. Wright incluye una parte instrumental de bronces que suena muy bien, ejecutando un motivo barroco, pero que queda un poco como forzada, fuera de lugar con el espíritu de la canción. Podría haberse reservado ese brillante pasaje para otro tema, con otro tópico. De todos modos, es quizás el mejor aporte de Richard como compositor al catálogo del grupo.

Y el tema de Dave, Fat Old Sun es una reposada balada que el guitarrista canta suavemente, sobre un colchón de guitarras acústicas y órgano. Me hace acordar un poco al Long Long Long de Harrison, porque la esencia es la misma (aunque me gusta más la canción del Album Blanco). Bucólica, perezosa, aunque de cierto interés, con unos juegos melódicos poco comunes . Lo mejor del tema está en el final, en el largo solo de guitarra que lo despide. Esa coda hace que la canción pase de ser notable a buena. 

Para concluir tenemos a Alan’s Psychedelic Breakfast, el otro esfuerzo mancomunado del álbum. A diferencia del avant-garde de Ummagumma, esta pieza experimental contiene mucha música. La idea es recrear algo tan cotidiano como un desayuno, en este caso del roadie de Floyd Alan Stiles (de hecho es su voz la que se escucha a lo largo del tema). Mientras Alan abre las puertas de las alacenas, pone el agua , hierve el tocino y se sirve cereal se van intercalando tres segmentos musicales, como si el hambriento roadie fuera seleccionando distinta música para acompañarlo en esta nutritiva tarea matinal. La primera selección, es un dueto de órgano y piano que parece compuesto por un Bach japonés, muy melódica y cambiante. Después Alan se relaja con un tranquilo pasaje de guitarra acústica, muy apropiado como contraste al vigoroso motivo anterior. Y la última pieza en el equipo de sonido es la mejor y sirve de magnífico cierre. Es un climático instrumental con la banda a pleno, que trascurre a través de distintas modulaciones de acordes, con el teclado de Wright llevando la batuta. Es una especie de mini-sinfonía a su vez, retomando algo de la complejidad que escuchamos en la cara A, y sirve de ejemplo de que Floyd no necesita de grandes orquestas para hacernos volar con su combinación de sonidos. Cuando termina, sólo se oye el goteo de la canilla de la cocina, que al parecer Alan no cerró muy bien. En algunos vinilos este sonido se repetía infinitamente hasta que lo sacabas del equipo, porque fue grabado en la sección central del disco donde la púa patina hasta que alguien la retira.

En mi opinión, es Atom Heart Mother donde la banda se encuentra por primera vez con su sonido clásico. En los próximos álbumes este encuentro se irá perfeccionando y puliendo, pero este primer intento es más que satisfactorio. Contiene dos piezas, que justamente son las colaboraciones grupales, que superan todo lo que el grupo había hecho hasta este momento e incluso, se cuentan entre sus mejores creaciones. Además tenemos tres canciones que suman al proyecto. Si bien la de Guilmour simplemente cumple, las otras dos no tienen nada que envidiarle a anteriores esfuerzos de sus respectivos creadores (incluso diría que Rick se supera a sí mismo aquí).

El problema de la placa es , entonces, que después vendrían trabajos aún más redondos. Y que en perspectiva, la Madre Atómica se vería injustamente relegada al período de prueba y error, a la época experimental y vanguardista, donde a veces se conseguían cosas sublimes y a veces, sencillamente, había demasiada autoindulgencia. Para este humilde servidor, eso es incorrecto. Este es el inicio del camino definitivo, con algunas vacilaciones y carencias, como la falta de hilo unificador, pero con la mayoría de las características del sonido Floyd ya prácticamente en su lugar. Musicalmente, un deleite. 9-

Pd: Más allá de la opinión generalizada sobre este disco, es interesante destacar que fue un éxito de ventas en su momento, catapultando por primera vez a la banda al primer puesto de los charts británicos. Notable.                                                            

    Gregorio Caldentey.